“Este es un número muy bajo en comparación con otras especies del mismo género”, asegura el biólogo marino Luis Bedriñana-Romano, quien encabezó el trabajo científico.
El delfín chileno, también conocido como “tonina”, es la única especie de cetáceos endémica de nuestro país. Se distribuye entre las regiones de Valparaíso y Magallanes y se considera un mamífero marino pequeño: de adulto llega a medir alrededor de 1,6 metros. Su nombre científico es Cephalorhynchus eutropia.
Hasta la fecha, solo existían estimaciones de la abundancia de esta especie en algunas bahías pequeñas y canales de Chiloé. Sin embargo, un estudio encabezado por el biólogo marino Luis Bedriñana-Romano, investigador postdoctorante del Centro de Investigación Dinámica de Ecosistemas Marinos de Altas Latitudes (IDEAL) de la Universidad Austral de Chile (UACh) y publicado recientemente en la revista científica Aquatic Conservation, determinó que habrían poco más de 2000 animales en toda la Patagonia norte, también denominada Ecorregión Chiloense.
“Este es un número muy bajo en comparación con otras especies del mismo género, lo que refuerza la noción de vulnerabilidad de la especie”, explica Bedriñana-Romano y agrega que el Centro Ballena Azul y la UACh han realizado prospecciones desde el año 2009 para evaluar los patrones de distribución y abundancia de distintos cetáceos.
A pesar de que las poblaciones de los delfines del género Cephalorhynchus son pequeñas, esto no necesariamente se relaciona con un efecto humano. A diferencia de otras especies, esta tiende a desplazarse grandes distancias en busca de alimento.
“Aquella característica lo hace particularmente vulnerables a la degradación de su hábitat. Sin embargo, para saber si efectivamente este fenómeno está afectando la viabilidad de las poblaciones del delfín chileno necesitamos programas de monitoreo en el tiempo, algo que lamentablemente no tenemos en Chile”, dice el investigador.
El estudio abarcó aguas abiertas, canales, bahías y fiordos desde Puerto Montt hasta la península Taitao. Se trabajó en la Patagonia norte, dado que es un zona de gran diversidad de cetáceos y el principal lugar de alimentación y crianza de la ballena azul en el océano Pacífico sur oriental.
La investigación también es pionera en identificar las áreas donde se concentra el delfín chileno, siendo estas zonas muy específicas de pequeñas bahías y canales con alta influencia de agua dulce. Finalmente, el trabajo también distingue sectores donde se concentra la probabilidad de encuentro entre estos animales y la prominente flota acuícola, la que se concentra en la costa oriente de la Isla Grande de Chiloé.
Para llevar a cabo este estudio, se realizaron diversas prospecciones visuales.
“Debido a que los delfines chilenos no son muy abundantes, la cantidad de datos disponibles para ajustar los modelos de distribución y abundancia son escasos. Con el objetivo de solventar este problema se usaron nuevas técnicas estadísticas de integración de datos, lo que nos ayudó a tener mejores estimaciones”, explica Bedriñana-Romano.
En la actualidad, el investigador se centra en estudiar el estado de la especie en el resto de su rango de distribución.