En un momento de gran tensión en la región, el Cardenal Antonio Samoré, enviado especial del Papa Juan Pablo II, llegó a Buenos Aires cinco días después del llamado a la paz emitido por el Pontífice. Fue entonces cuando pronunció las palabras que resonarían en la memoria colectiva: “Alcanzo a divisar una luz de esperanza al final del túnel”.
Hoy, se celebra el aniversario número 45 desde que representantes de Argentina y Chile firmaron el “Acuerdo sobre el Diferendo en la Zona Austral” en Montevideo, en 1979, gracias a la hábil mediación del Cardenal Antonio Samoré.
Este acuerdo fue el resultado de intensas negociaciones que se extendieron durante 17 días. Durante ese tiempo, la diplomacia del enviado papal logró evitar el estallido de un conflicto armado que parecía inminente.
Los dictadores Augusto Pinochet y Jorge Rafael Videla, de Chile y Argentina respectivamente, aceptaron la mediación del Papa con el objetivo de evitar que sus naciones se vieran envueltas en una guerra devastadora.
El acuerdo de paz no solo puso fin a la escalada de tensiones entre ambos países, sino que sentó las bases para una relación de diálogo y cooperación en la región austral. Desde entonces, Chile y Argentina han trabajado juntos en numerosos proyectos bilaterales, fortaleciendo los lazos de amistad y colaboración.
En un mundo donde los conflictos parecen prevalecer, la firma de este acuerdo de paz hace 45 años es un recordatorio de que el diálogo y la mediación pueden lograr resultados positivos y evitar tragedias innecesarias.