Tras un año de rehabilitación en la ciudad de Punta Arenas, el pasado mes de enero, una hembra de cóndor (Vultur gryphus), fue trasladada en un vuelo comercial hasta Santiago, y desde ahí a la localidad de Talagante, con el fin de sumarse al Programa de Conservación del Cóndor Andino que se lleva a cabo en el Centro de Rehabilitación de Aves Rapaces (CRAR), de la Unión de Ornitólogos de Chile (UNORCH), instancia que tiene por objeto estudiar y conservar ejemplares de esta especie que no pueden ser liberados o reinsertados en su medio natural debido a las graves secuelas de sus lesiones.
Fue durante el verano de 2020, cuando gracias al certero actuar de Carabineros del retén Cerro Guido, comuna de Torres del Paine, esta hembra de cóndor que permanencia en tierra y con una conducta pasiva, fue resguardada y entregada a funcionarios del SAG Última Esperanza, quienes constataron que se encontraba débil, con mala condición corporal, e imposibilitada de volar.
Dado el extremo deterioro que presentaba, en primera instancia el animal fue derivado al Centro de Rehabilitación de Aves de Leñadura, ubicado en Punta Arenas, donde se diagnosticó una lesión crónica en la articulación húmero-radial del ala derecha, y se realizaron los tratamientos médicos y cuidados que permitieron mejorar su condición general, aumentando el bajo peso inicial de 6 kgs. que presentaba al momento de ser encontrada, a casi 11 kgs. de peso tras un año de recuperación.
Ana Luisa Tapia Toro, encargada regional (s) de recursos naturales renovables de SAG Magallanes, se refirió a la labor de protección y fiscalización que realiza el Servicio indicando que “si bien las lesiones podían ser atribuibles a algo natural del ciclo de vida del ave, junto con activar medidas conducentes a recuperar el ejemplar, desde SAG también procuramos descartar la participación de terceros en las lesiones del animal, ya que esto tendría directa relación con eventuales transgresiones a la Ley de caza”.
“Debido a que la lesión crónica del ala hizo imposible su liberación y reinserción en el medio natural, iniciamos la búsqueda de un nuevo destino para el ave, destacando el programa que se lleva a cabo en el centro de rehabilitación de aves rapaces de Talagante, donde una de las líneas de acción considera la cría y liberación de ejemplares nacidos en cautiverio. Los reproductores de este programa son los cóndores dañados o decomisados por el Servicio Agrícola y Ganadero (SAG) que llegan al centro de aves rapaces o al zoológico nacional, y que no pueden ser liberados por las secuelas de sus lesiones”, señaló Tapia.
En este sentido, Eduardo Pavez Gálvez, director del Proyecto Manku, iniciativa a cargo de la conservación de cóndores en el centro de rehabilitación de aves rapaces de Talagante, explicó “la calidad de vida de un cóndor en cautiverio depende, en gran medida, de la posibilidad que tenga de tener interacción social con otros cóndores. Desde ese punto de vista, en el centro de rehabilitación, está en contacto con muchos otros cóndores de forma directa, en su mismo recinto. Tiene mucho espacio, tiene buena alimentación, tiene una piscina donde se puede bañar, y no manifiesta dolor, lo que es un tema bien relevante ya que puede afectar su calidad de vida. Se ha integrado bien a la bandada, tiene conductas totalmente normales, tiene buen apetito y eso siempre habla bien de su proceso de adaptación al cautiverio”.
Por su parte, Gerardo Otzen Martinic, director regional de SAG Magallanes, agregó “concretar el traslado significó un despliegue material, administrativo y logístico no menor, sin embargo, dicha anécdota resulta intrascendente frente al sentido que tiene conservar uno de nuestros símbolos heráldicos. Para nuestra institución es de suma importancia la protección y conservación de la biodiversidad que incide en la producción agropecuaria, como lo indica nuestra ley orgánica, por lo cual estamos en constante apoyo a las iniciativas que apunten en este sentido”.
Añadió que los cóndores, junto a otras aves carroñeras, cumplen una función muy importante en los ecosistemas, tanto en la dimensión ecológica como sanitaria, al consumir animales muertos y aportar al ciclo de materia y energía en la naturaleza.
Desde SAG Magallanes destacaron el trabajo integrado de múltiples personas e instituciones, comenzando por Carabineros de Chile, la médica veterinaria Olivia Blanc y el Centro de Rehabilitación de Aves Leñadura, particulares que colaboraron con la alimentación del cóndor durante su estadía, el zoológico nacional, el CRAR de UNORCH como destinatario final, y el SAG a través de sus despliegues en Última Esperanza, Magallanes, Aeropuerto Arturo Merino Benítez y región Metropolitana.