En febrero del año pasado, medios internacionales informaban de un curioso fenómeno que denominaron “nieve rosa” por su coloración, captado en la base ucraniana Vernadsky y que se debe a la floración de algas unicelulares, particularmente de Chlamydomonas nivalis.
Estas algas pueden cubrir grandes superficies durante el verano en las regiones polares y teñir la nieve de color rojo o verde. El fenómeno, contribuye a reducir el albedo de la nieve, es decir, la capacidad que tiene la superficie cubierta de nieve de reflejar la radiación solar. Dado que las superficies coloreadas absorben más radiación solar que las superficies blancas, la proliferación de algas aumenta la fracción de radiación absorbida por la nieve intensificando su derretimiento estival, según advierte el estudio elaborado por científicos nacionales y norteamericanos, y publicado recientemente en la revista especializada The Cryosphere de la Unión Europea de Geociencias.
Concluye que, aunque el efecto de las algas en la nieve antártica está contribuyendo significativamente a su derretimiento, no es por supuesto la causa principal de la pérdida de nieve observadas en algunas zonas costeras de la península en las últimas décadas. “La pérdida de nieve y el retroceso de los glaciares, son principalmente consecuencia de los devastadores efectos del cambio climático, que ha provocado graves anomalías de precipitaciones y temperaturas en vastas zonas del mundo”.
El artículo “Spectral characterization, radiative forcing and pigment content of coastal Antarctic snow algae: approaches to spectrally discriminate red and green communities and their impact on snowmelt” fue liderado por Alia Khan de la Universidad de Western Washington y del Centro Nacional de Datos de Nieve y Hielo; Heidi Dierssen de la Universidad de Connecticut; Ted Scambos de la Universidad de Colorado; Juan Höfer de la Universidad Católica de Valparaíso y del Centro IDEAL; y Raúl Cordero de la Universidad de Santiago.
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